La Banda Infanto-Juvenil Rosa Ziperovich del Distrito Sur de Rosario, un emblema de inclusión social y educativa, celebró su 30º aniversario con un emotivo concierto en el Teatro La Comedia. El evento, que contó con la participación de sus jóvenes músicos, incluyó un repertorio variado que abarcó desde jazz y folklore hasta clásicos del pop y la cumbia. Detrás de cada acorde, resonaron historias de vida, vocaciones y amores surgidos en una orquesta cuyo mayor desafío ha sido brindar oportunidades a niños y adolescentes en situación de vulnerabilidad.
Sebastián Tesei, director de la banda desde hace 25 años, resumió la filosofía detrás del proyecto en una frase: “Un chico con un instrumento es un chico menos en la calle”. Bajo su liderazgo, la Banda Infanto-Juvenil ha funcionado como un espacio de contención y aprendizaje para más de 50 jóvenes del sur rosarino, quienes cada semana asisten a clases de instrumentos, lectoescritura musical y ensayos en conjunto, todo de manera gratuita. «El desafío más grande es brindar un espacio, después viene lo pedagógico y lo estrictamente musical», enfatizó Tesei.
Historias de vida transformadas por la música
La banda ha sido una plataforma para que muchos jóvenes descubran su pasión por la música y, en algunos casos, tracen carreras profesionales. Tal es el caso de Agustín, quien comenzó tocando la trompeta a los 12 años en la banda y hoy es el primer trompetista de la reconocida agrupación La Delio Valdez. O de Franco, quien tras recorrer el mundo como músico en cruceros, actualmente toca para Wos, uno de los artistas más populares de Argentina.
La música no solo ha creado carreras, sino también relaciones de vida. Juan Carlos y Joel, quienes empezaron como niños en la orquesta, hoy forman parte de la Banda Sinfónica Policial y, entre ensayos y conciertos, conocieron a sus parejas.
Un legado musical y social
El concierto conmemorativo en La Comedia fue una muestra de la diversidad que caracteriza a la Banda Infanto-Juvenil. Desde piezas como Oración del Remanso de Jorge Fandermole, hasta el clásico Sweet Caroline de Neil Diamond, la noche estuvo cargada de recuerdos y emociones. Participaron además los Ensambles Fusión y Juvenil, demostrando el crecimiento de este tipo de iniciativas en la ciudad.
El impacto de la Banda Infanto-Juvenil del Distrito Sur no solo se mide en la formación musical de sus integrantes, sino también en su contribución a la comunidad. En estos 30 años, la orquesta ha dejado una huella en la vida cultural de Rosario, tocando en eventos emblemáticos como la Fiesta Nacional de Colectividades o el Anfiteatro Municipal Humberto de Nito, y compartiendo escenario con figuras como Abel Pintos, el Chango Spasiuk y Divididos.
El futuro de las orquestas barriales
Sebastián Tesei está convencido de que cada barrio debería contar con su propia orquesta. «Un chico con un instrumento es un chico menos en la calle y, probablemente, en el futuro un gran músico y mejor persona», afirmó. Desde la Municipalidad, se trabaja para expandir este modelo a más barrios, como lo refleja la creación reciente del Ensamble de Música Popular y Urbana en el Distrito Sudoeste.
El secretario de Cultura, Federico Valentini, subrayó la importancia de proyectos como estos para la comunidad. “Son una decisión política que seguiremos profundizando. Estos espacios no solo brindan acceso a la educación musical, sino que también son una apuesta al futuro. A través de la cultura y la educación, podemos construir una sociedad más inclusiva y transformadora», expresó Valentini.
Con la mirada puesta en el futuro, la Banda Infanto-Juvenil Rosa Ziperovich seguirá sonando, demostrando que la música no solo transforma melodías, sino también vidas.