Le Corbusier sólo construyó una obra en Latinoamérica y está en Argentina
En la ciudad de La Plata, a una hora de Buenos Aires, se encuentra la Casa Curutchet: la única obra de Le Cobusier en Latinoamérica.
Le Corbusier nunca vió la obra terminada, sólo la conoció por fotos que le enviaron en cartas.
La historia de la Casa Curutchet, hecha por Le Corbusier impresiona a los arquitectos hasta el día de hoy, es la única obra suizo– francés en Latinoamerica ubicada en la ciudad de La Plata, y sé construyó con el a kilometros de distancia.
Esto fué posible por el constante intercambio de cartas entre Le Corbusier y Amancio Williams, él arquitecto argentino que materializó el proyecto en terreno, y el médico Pedro Domingo Curutchet, quien era el cliente.
Todo empezó con una carta del médico a Le Corbusier, dónde explicaba qué, por las características del terreno -angosto, de unos 160metros cuadrados, y con tres casas colindantes-, no veía posible que todos sus requerimientos pudieran entrar en una sola casa con vista a la Plaza Rivadavia. Un desafío qué el arquitecto modernista aceptó inmediatamente y trabajó de manera paralela a una de sus obras mas reconocidas, el Conjunto Habitacional de Marsella.
El lote era pequeño, entonces él encargado tenía cierta complejidad: sustentar la vida profesional y familiar de Curutchet, con un consultorio y espacios comunes para él, su señora y sus dos hijas. un desafío que, luego de varias cartas, Le Corbusier resolvió en separar la casa en dos volumenes conectados por una rampa y un patio interior que permitieran, generar ventilación cruzada, refrescando la vivienda, uno se planteó cómo el consultorio, con vista a la calle y el otro como la zona de vivienda orientada hacia el patio interior, con lo que doto mayor privacidad.
Al igual que en sus demás proyectos de vivienda, la Casa Curutchet encarna los cinco puntos para una nueva arquitectura: fachada libre, construcción sobre pilotes, planta baja libre, terraza jardin y un ambiente diseñado a medida del hombre.
Pero ésta vez adaptados a un lote pequeño, convirtiéndola en un objeto de fascinación y estudio para diversas generaciones de arquitectos.
«Le Corbusier buscó responder a los desafíos del espacio con la forma en cómo apoyó la estructura, no descargó el peso en las paredes sino en pilares de hormigón, lo que dió una libertad de trabajo muy grande. Éste sistema fue una revolucion en el siglo XX y Le Corbusier fué uno de sus grandes exponentes» explica para, Arcuitectural Digest, él arquitecto, Joaquín López, guía de la Casa Curutchet.
«Éste trabajo ha sido hecho con un cuidadoso esmero y quiero esperar-y deseo-que le otorgue satisfacción. Pienso que usted se lo transmitirá a su arquitecto local…. Tengo el sentimiento preciso de haber ocupado su terreno lo más utilmente posible para responder a su programa y sus recursos, cómo así también a los defectos del terreno», se menciona en un estracto de la carta enviada por Le Corbusier el 24 de mayo de 1949 a Pedro Curutchet en los planos de construcción.
De los 16 planos que mandó Le Corbusier, el arquitecto argentino Amancio Williams hizo más de 100, para él éste proyecto era tan importante que lo hizo ad honorem, sin cobrar por sus servicios. Su importancia para éste proyecto es incalculable. López creé qué, de no ser por él, la obra no se hubiera materializado y hubiera vivido solo en planos, como tantos otros proyectos de Le Corbusier en paises de Latinoamérica como Chile, Colombia y Brasil.
Además la obra fue contruida según el sistema de medidas de Le Corbusier, «el Modulor» y no según la norma del país. La última carta de esta relacion epistolar que duro cerca de 10 años fue enviada en 1956 con las fotos de la casa terminada.
«Sé que está obra quedará cómo una lección de arte contemporaneo»,
Escribió Curutchet cuando vió la obra finalizada. Hoy Patrimonio de la Humanidad.