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miércoles, junio 25, 2025
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    Marsella sin filtros: ¿ciudad peligrosa o destino incomprendido?

    Al investigar sobre los principales destinos turísticos de Francia, la región de Provenza se destaca como uno de los imperdibles. Marsella es una ciudad dentro de esta que despierta pasiones encontradas. Aunque miles de turistas la eligen cada año por su historia, su costa y su multiculturalismo, también arrastra una reputación ligada al crimen y la pobreza. ¿Es justa su mala fama? ¿Vale la pena visitarla?

    Un poco de historia

    Marsella es el núcleo de una significativa actividad industrial enfocada en la petroquímica y el refino de petróleo, la edificación de embarcaciones e industrias variadas. Es el principal puerto comercial del Mediterráneo francés y de toda Francia, además de ser uno de los más relevantes de todo el Mediterráneo. Gracias a esto, ha sido ciudad de paso para múltiples embarcaciones internacionales. A finales del siglo XVIII, aproximadamente la mitad de la población era extranjera, de fuera u otro sitio, región o país.

    Los griegos e italianos llegaron a la ciudad a finales del siglo XIX y durante la primera mitad del siglo XX, representando el 40 % de la población en ese momento. Distintos grupos de diferentes nacionalidades llegaron durante el siglo pasado, como los rusos en 1917, los armenios entre 1915 y 1923, los españoles después de la guerra civil de 1936, inmigrantes del Magreb durante las dos guerras mundiales, y los pieds-noirs de las colonias francesas de Argelia y Comoras. Actualmente, un tercio de la población total marsellesa es de origen italiano. Además, cuenta con el mayor número de corsos y armenios del país. Otras comunidades importantes de la ciudad son los árabes del norte de África y bereberes, turcos, comoranos, chinos y vietnamitas.

    Inseguridad y delincuencia

    Marsella es conocida como la ciudad más peligrosa de Europa, debido a la corrupción y la violencia desbocadas en sus calles por los ajustes de cuentas, el narcotráfico y el crimen organizado. Esta delincuencia se concentra principalmente en Quartiers Nord, barrios del norte, una zona que abarca varios barrios como La Castellane, Le Canet y Les Aygalades. La tasa de criminalidad es más alta acá que en el resto de la ciudad, lo que lo convierte en una ‍zona menos recomendable para turistas y visitantes. Otro barrio que enfrenta desafíos similares es La ‌Belle de Mai.

    En La Castellane, la falta de atención por parte del estado ha causado un incremento en la inseguridad, llegando al punto en que las labores policiales son especialmente complicadas en este sector: en el año 2015, el antiguo jefe de la Policía local vivió un tiroteo mientras se desplazaba en su automóvil durante una operación contra el tráfico de drogas. Las áreas delicadas incluyen Les Rosiers, Los Flamants y Bon Secours, así como los distritos de Air Bel y Bellevue.

    El sociólogo Laurent Mucchielli, que dirige el Observatorio Regional de la Delincuencia y de los Contextos sociales, explica que “Marsella es una ciudad muy pobre y desigual. Más o menos un cuarto de la población, es decir un 25%, vive en las llamadas ‘Zonas Urbanas Sensibles’, sectores que cumulan todos los indicadores de pobreza. Marsella también es una de las ciudades francesas con más contraste entre la riqueza extrema y la pobreza extrema. Y sabemos que estadísticamente las desigualdades son un factor de la delincuencia. En los llamado ‘barrios norte’ de la ciudad, se concentra esta vulnerabilidad”.

    Tradicionalmente, en la ciudad reinaba la mafia corsa. «Ahora, presenciamos también el ascenso de nuevas entidades más jovenes, los llamados caídes de los suburbios. Lo que está cambiando es la edad de las víctimas que son más jóvenes y los métodos más violentos usados por los delincuentes «, explicó a BBC Mundo Fabrice Rizzoli, reprensentante en Francia de la organización FLARE, que lucha contra el crimen organizado a nivel internacional.

    En Francia, el tráfico de drogas genera unos 3000 millones de euros al año. Algunos puntos de venta de Marsella mueven entre 25 000 y 90 000 euros al día. «Dinero que circula, corrompe y mata», comenta el fiscal de la ciudad, Nicolas Bessone. En  2023, 49 personas murieron a causa del narcotráfico, alcanzando un máximo histórico. Este mismo año, las autoridades francesas se incautaron de 7 toneladas de cannabis, 21 millones de euros en activos delictivos y 107 fusiles de asalto. Cada día se desmantelan entre 5 y 10 puntos de venta de droga.

    Marsella está cambiando pero sólo para los turistas y quienes viven en el centro

    Marsella fue en el verano de 2023 uno de los destinos turísticos más visitados de Francia, gracias a su costa, su gastronomía y su fusión cultural. No obstante, el exceso de turismo ya genera tensiones: encarecimiento de alquileres, expulsión de vecinos y transformación de barrios enteros en zonas turísticas. Para frenar este fenómeno, el alcalde Benoît Payan anunció restricciones a la oferta en plataformas como Airbnb, buscando proteger a los marselleses del turismo masivo y preservar la identidad de la ciudad.

    Sin embargo, este proceso de “puesta en valor” y embellecimiento urbano no alcanza a toda la ciudad. Desde mi experiencia, cuando visité la ciudad en 2024, bastaba caminar unos minutos fuera de los circuitos turísticos para notar calles sucias, edificios abandonados y una pobreza estructural que se hacía visible en cada rincón. En varios barrios, el estado casi no se hace presente y las condiciones de vida son muy duras.

    En zonas como la estación de trenes Saint-Charles, la sensación de abandono es palpable: basura acumulada, tránsito desordenado y personas viviendo en situación de calle. Esa otra cara de Marsella, la que no aparece en las postales, también forma parte de su identidad y merece ser vista sin filtros.

    Aunque Marsella tiene historia, mar y diversidad, la sensación de inseguridad en varios puntos de la ciudad y el fuerte contraste social son difíciles de ignorar. No es una ciudad para todo el mundo: si decidís visitarla, informate bien y elegí con cuidado dónde alojarte. Como siempre, viajar también es entender el lugar que pisamos, con sus luces y sus sombras. Recomiendo conocerla, pero no quedarse por más de uno o dos días. Hay muchos otros lugares de Provenza que valen la pena conocer, como por ejemplo Arles. Pero de esta ciudad hablaremos en una próxima nota.

    Julia Pasquali
    Julia Pasquali
    Periodista y diseñadora gráfica

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