13.9 C
Rosario
viernes, mayo 9, 2025
Más

    BORRON Y CUENTA NUEVA

    El contador electrónico del recinto de la ¿honorable? Cámara de Senadores de la Nación marcaba los últimos segundos que faltaban para llegar a cero y señalar el final de la votación después de una larga jornada en la que se había debatido una de las principales leyes  -no son muchas las que tratan y menos la que pueden llevar esta calificación-  del año electoral 2025. Se detuvo y apareció el número 36 de votos negativos y 35 de votos positivos y 0 abstenciones. La presidenta de la Cámara y Vice del país leyó con voz trémula el resultado y dio por levantada la sesión motivando a que una serie de desaforados senadores y senadoras de la Nación comenzaran a aplaudir y a abrazarse festejando la ignominia de no haber sancionado la ley conocida como de «ficha limpia».

    Algo había fallado en el punteo de votos. O algunos, que tienen en el activo de su patrimonio político un día que han dado en llamar de la lealtad, habían cometido un desliz, no tan circunstancial, y habían cometido un claro acto de traición a lo prometido y a lo declarado pública y privadamente.

    Primero la sorpresa para propios y ajenos a la política de un resultado exactamente adverso al pronosticado y al que hasta minutos antes se daba como el principio de un ciclo de reconciliación de la política con la sociedad. El probable inicio de un cambio donde reapareciera la palabra «honestidad» como emblema de un verdadero cambio en el país. De un cambio más intenso, más significativo que el producido hace casi medio siglo en el país.

    Las noticias del momento pusieron el dedo acusador sobre dos senadores que mal representan a la provincia de Misiones. Ni el apellido de los mismos se recuerdan. Las imágenes televisivas de ambos empezaron a salir de archivos digitales sepultados en el polvo del olvido donde se los veía a izquierda y derecha del verdadero caudillo que gobierna esa provincia  -desde su «humilde cargo de diputado provincial»-   el señor Carlos Rovira porque el Gobernador o quien está en ese cargo en la provincia  -Hugo Passalacqua-  es un simple ejecutor que cumple las órdenes del diputado provincial. Como los senadores,  que ni vale recordar sus nombres ya que han sido rebautizados por la sociedad misionera representada por ellos, como panqueques.

    Pero el dedo acusador de la sociedad argentina no quedó conforme con la titiritesca actitud de estos panqueques y comenzó a rascar con énfasis y con dureza como era la maniobra en la que había ganadores y perdedores. El golpe asestado a la moral y a la ética fue asombroso. Se trató de un pacto de último momento, quizás mientras cada senador debatía y defendía con ardor las distintas posiciones, un simple mensaje de whatsapp cifrado del mandamás Rovira y el  ¿mandamás? Caputo  (no Ministro), sellaban el destino del rechazo a la ley en tratamiento que por otro año más, como mínimo, dormirá el sueño de los justos en un cajón del archivo senatorial. Quzás el mismo donde estuvo desde 2016.

    Intereses personales, partidarios, ideologías que de libertarias tienen poco y mucho de acomodaticias, que esconden el drama del estancamiento argentino: el cohecho, la coima, la corrupción. Ese entramado que pareciera no poder cambiarse sea quien sea el que gobierne. Que se necesita del pacto espurio, grosero, de último momento para humillar más aún al ciudadano de a pie, el que ni cree y que prefiere un partido de fútbol a una sesión que pasará a la historia porque recordará lo sórdido de la política argentina.

    Hoy, jueves, encontré varias personas que preguntaban por la ley e ignoraban el final de la sesión. Me llamó la atención. Personas que sabían el resultado de partidos que se habían jugado mas o menos a igual horario por alguna copa, pero no conocían el resultado de la sesión del Senado. Personas que me dijeron francamente que les daba igual la aprobación o el rechazo del proyecto. Personas que, en el fondo, les daba lo mismo vivir o que los represente un delincuente que una persona honesta. Personas que ante la requisitoria mía me devolvían un «son todos iguales», personas que ante mi interpelación respondían como el grito oído hace pocos días en la cancha de San Lorenzo «que se vayan todos, que no quede ninguno»… que me hizo recordar los aciagos días de 2001..

    Decidí dar vuelta e irme. Me acordé de la poesía del Himno y pensé… ¿serán estos los laureles que supimos conseguir?.

    Artículos relacionados

    Rosario
    cielo claro
    13.5 ° C
    13.8 °
    11.7 °
    75 %
    4.1kmh
    0 %
    Vie
    24 °
    Sáb
    25 °
    Dom
    25 °
    Lun
    23 °
    Mar
    25 °
    spot_img
    spot_img
    Psic. Ivanna Correani
    Estudio Contable Integral
    spot_img
    Blex Urquiza
    spot_img
    spot_img

    Últimos Publicados