En la semana que pasó y en simultáneo con la realización de la anual Asamblea General de la ONU, se desarrollaron tareas diplomáticas paralelas de particular importancia para los argentinos: volver a Malvinas. O, al menos, a tomar de nuevo y en serio el tema de Malvinas.
UN POCO DE HISTORIA: A partir del año 1765 las islas fueron ocupadas por las autoridades españolas del Virreinato del Río de la Plata, luego de algunos hechos diplomáticos y militares entre Francia, España y Gran Bretaña.
En la década de 1820 las autoridades de las Provincias Unidas con asiento en Buenos Aires toman posesión de las islas empleando el mismo principio que constituyó la Nación Argentina e incluso nombrando a Luis Vernet Gobernador de las islas el 10 de junio de 1829. El 3 de enero de 1833 las islas Malvinas fueron tomadas por la corbeta británica Clio, quienes expulsaron a las autoridades argentinas vigentes.
El 15 de enero de 1833, a escasos doce días de la usurpación británica de las Islas Malvinas, las autoridades argentinas dieron los primeros pasos de un camino de reclamos diplomáticos y cooperación regional frente a la agresión colonia.
Además de esa nota de protesta, las autoridades nacionales impulsaron una respuesta diplomática más vasta. Les enviaron una circular a los gobiernos de países americanos en las que les daban cuenta del hecho de fuerza ilegal británico en las Islas Malvinas y les solicitaban su acompañamiento en una política común contra cualquier pretensión europea a menoscabar los derechos soberanos de los Estados. Muchos Estados de la región respondieron identificándose con la causa argentina.
Los hechos tomaron pronto estado público y los medios de prensa se hicieron eco de lo sucedido en las Islas Malvinas reflejando el repudio de la población. El 24 de enero de 1833, en su mensaje a la legislatura provincial, el gobernador Juan Ramón Balcarce informó oficialmente de lo ocurrido y de las medidas que se habían dispuesto. La Argentina reaccionaba así con gran celeridad ante lo que consideraba como un serio desafío externo a la integridad territorial.
Tras la organización nacional, se reitera constantemente ante los foros en que participa nuestra Cancillería en el reclamo basado en las argumentaciones de siempre que fueron las que, con pertinacia docente se encargaron de enseñarnos nuestras maestras desde la escuela primaria hasta el final de la secundaria.
Resulta imprescindible recordar la ilustre personalidad del doctor Miguel Angel Zavala Ortiz, quien como Ministro de Relaciones Exteriores -gobierno del Dr. Arturo Illia- consiguió el más alto triunfo diplomático nacional relativo al histórico conflicto en torno a la soberanía sobre el archipiélago en el ámbito de la Asamblea General de la ONU en 1965 a través de la aprobación de la Resolución N° 2065. Zavala Ortiz falleció el 20 de mayo de 1982, cuando Argentina enfrentaba por primera vez en el siglo XX los horrores de la guerra y dedicó sus últimos días de vida al estudio del conflicto y pensar una estrategia que reencauzara a la Argentina en la senda de las relaciones internacionales pacíficas y previsibles sin que ello implicase un deterioro del legítimo reclamo de soberanía históricamente reconocido por el concierto mundial
Pero el 2 de abril de 1982 se dio inicio a la Operación Rosario, es decir la recuperación de las islas por fuerzas militares argentinas, dando inicio al Conflicto de Malvinas de 1982. El pabellón nacional flameó hasta el 14 de junio de 1982 en las islas, momento en el cual fueron nuevamente ocupadas por el Imperio Británico, triunfador en una guerra sin sentido y con poco conocimiento de lo que ello iba significar.
Nuestra diplomacia zigzagueante y por momentos errática, la guerra perdida, la intransigencia británica y la sensibilidad de los isleños después de la guerra fueron los elementos centrales para que no hayan existido avances desde entonces.
Apenas recuperada la democracia, un proceso que la derrota militar en 1982 precipitó, el presidente Raúl Alfonsín planteó que sólo reestablecería relaciones con el Reino Unido si ponía sobre la mesa la discusión sobre la soberanía. Pero Londres consideraba que el triunfo con las armas dejaba afuera el tema de la soberanía, que hasta los años ‘60 -Zavala Ortiz mediante- había sido debatido. Surge así el famoso “paraguas”, a instancias de la diplomacia estadounidense, que era una manera de discutir distintas cuestiones, en especial el tema de la pesca, sin tocar el tema de la soberanía. La Argentina avanzó con su reclamo anticolonialista en los foros internacionales como Naciones Unidas, OEA y el Movimiento de los No Alineados. No movió un ápice ninguno de esos pronunciamientos.
Mientras, el gobierno británico le dio categoría de ciudadanos ingleses a los habitantes de las islas y les permitió la autodeterminación económica, que trajo aparejado el hecho de que pudiesen manejar las licencias de pesca. Eso llevó a una explotación indiscriminada en la zona del Atlántico Sur y la queja airada de la Argentina. Las conversaciones por el acuerdo de pesca en zonas superpuestas llevaron años y no llegaron a ningún lado.
La llegada de Carlos Menem al poder en Argentina en 1989 cambió la política exterior. Con Guido Di Tella como canciller, Menem ideó una propuesta de una concesión de las Islas por 90 años al Reino Unido con la posibilidad de tener una delegación argentina en el archipiélago. Pero la respuesta fue que no se avanzaría en ningún mecanismo sin el acuerdo de los isleños, que se mantenían firmes en rechazar cualquier participación argentina.
Vino allí la denominada “política de seducción” con los malvinenses, que incluyó el envío de ositos navideños, -los famosos Winny Poo- que no trajo ningún resultado concreto. En 1999, LAN comenzó a hacer ruta aérea Punta Arenas (Chile) Puerto Argentino, con una escala en Río Gallegos, pero para viajar a las islas Malvinas, los argentinos tenían que pedir visa y viajar con pasaporte. Ese vuelo ya no existe. Los vuelos fueron objeto siempre de controversia con marchas y contramarchas respecto a la frecuencia, punto de partida, entre otras cuestiones.
Desde entonces y hasta hoy los temas de petróleo y pesca dominaron los encuentros diplomáticos -con una agenda donde el tema Malvinas fue relegado tras la crisis argentina de inicio de siglo- en los que el diálogo nunca llevó a nada concreto.
Han seguido las protestas en los foros internacionales, el parloteo de las razones que nos asisten para reclamar la soberanía argentina pero lo cierto es que si bien gracias a Zavala Ortiz y aquella Resolución 2065 de la ONU permitieron que los documentos oficiales internacionales pueda y deba figurar el nombre «Malvinas» donde también figura «Falkland», no mucho más hemos logrado.
En próxima entrega emitiremos opinión respecto a las negociaciones que este gobierno parece sostener como dijimos al principio más allá del torpedeo a las mismas por parte de la propia Vice Presidenta del país.
El punto central consiste en restablecer el vuelo regular desde San Pablo (Brasil) a las islas Malvinas, con una escala en la provincia de Córdoba, que había sido suspendido desde que la administración de Alberto Fernández endureció su reclamo de soberanía. Otro de los aspectos centrales es la intención de retomar las visitas de familiares de caídos en la guerra de 1982 al cementerio de Darwin
Otro de los aspectos centrales es la intención de retomar las visitas de familiares de caídos en la guerra de 1982 al cementerio de Darwin
“finalizar la tercera fase del Plan Proyecto Humanitario conjuntamente con la Cruz Roja Internacional”, así como “avanzar con medidas concretas en materia de conservación de pesquerías”.
La Cancillería informó que los dos ministros “avanzaron en una agenda amplia de temas que incluyen distintos aspectos vinculados al Atlántico Sur”, aunque bajo la “fórmula de salvaguardia de soberanía” de las Malvinas que “figura en el párrafo 2 de la Declaración Conjunta del 19 de octubre de 1989″.
Implicó en los hechos volver al espíritu del entendimiento de 2016 entre el entonces vicecanciller argentino Carlos Foradori y el ministro de Estado para Europa y las Américas del Reino Unido, Alan Duncan. Allí se acordó trabajar en conjunto para identificar áreas nuevas de cooperación bilateral, como la lucha contra el crimen organizado, el narcotráfico y el terrorismo.
El comunicado de la Cancillería hizo foco en el verbo “retomar”. Las partes han acordado retomar las negociaciones tendientes a finalizar la tercera fase del Plan Proyecto Humanitario conjuntamente con la Cruz Roja Internacional, así como también organizar un viaje de familiares de caídos a las Islas antes de fin de 2024, para que puedan visitar las tumbas de los soldados que allí descansan”, subrayó.
“También se estableció la necesidad de avanzar con medidas concretas en materia de conservación de pesquerías y en favor de una mejor conectividad, en virtud de los arreglos alcanzados en 2018, incluida la reanudación del vuelo semanal de San Pablo a las Islas, que realizaba una escala mensual en Córdoba”, agregó la Cancillería en su comunicación.
Tras el acuerdo anunciado en Nueva York, la embajadora británica en Buenos Aires, Kirsty Hayes, dijo a LA NACION que “este entendimiento que anunciaron los dos cancilleres marca el buen momento de las relaciones entre la Argentina y el Reino Unido, mientras nos preparamos para celebrar el año próximo el bicentenario de los vínculos diplomáticos entre argentinos y británicos”.