El asesinato del Rabino Kogan desvela una ola de odio en crecimiento.
Se confirmó el secuestro y posterior asesinato del Rabino Zvi Kogan, perteneciente a la comunidad de Jabad Lubavitch, en los Emiratos Árabes Unidos, este lamentable hecho activa las alarmas que identifica el odio hacia el pueblo judío, que históricamente ha sido perseguido y hace más de un año se enfrenta a una guerra que no inició y de la que se defiende a través de su ejército, que busca incansablemente a su población secuestrada en manos del sanguinario grupo terrorista Hamas.
Este no es un caso aislado y se puede evidenciar que no se basa únicamente en hechos geopolíticos.
Este crimen, impune hasta el momento, expone sobre la mesa una realidad preocupante, que amenaza la integridad de la sociedad judía a nivel global, expone un antisemitismo que se refleja en el incremento de agresiones.
Esto va más allá de un problema territorial que se intensificó en 1948 cuando se fundó el estado de Israel.
Este crimen responde al odio contra una colectividad étnico-religiosa y cultural descendiente del pueblo hebreo y de los antiguos israelitas. Este crimen fue dirigido contra un servidor espiritual que mantenía lazos muy estrechos y de apoyo con sus seguidores y que contiene un trasfondo explícito, envía un claro mensaje de persecución y odio hacia civiles inocentes que nada tienen que ver con el conflicto árabe-israelí.
El caso de violencia criminal contra el Rabino Kogan representa el inicio de una nueva ola de persecución y odio hacia el pueblo judío, del cual hemos sido testigos en los diversos medios de comunicación, donde se manifiesta el hostigamiento irracional y desmedido hacia este pueblo en varias partes del mundo
Posterior al 7 de octubre el antisemitismo se expandió a nivel global, por el hecho de que un país se defiende con sus recursos, con su tecnología y su ejército de los constantes ataques terroristas en varios frentes y al mismo tiempo debe lidiar con una sistemática propaganda de victimización hacia los palestinos, liderada por grupos extremos y políticos, que pretenden demonizar al pueblo de Israel, que ahora mismo se encuentra en indefensión en varias regiones del mundo.
Los líderes sociales y las autoridades políticas de cada nación, deben emprender campañas de educación y sensibilización para evitar que se propague este tipo de odio, que se va en contra de la identidad de un pueblo que ha luchado históricamente por existir.