La solución radical
La paz es el camino y la solución. Es una construcción permanente, renovable y esquiva en el devenir. La historia de la humanidad presenta al público grandes lecciones y tragedias. Es momento de recordar el liderazgo de Isaac Rabin, primer ministro israelí y premio Nobel de la Paz en 1994. “Soy un militar que he impulsado guerras y ahora sólo deseo impulsar la paz”.“Todos los problemas deben ser resueltos por la vía política. Por la vía militar sólo podemos conseguir cierta tranquilidad, pero no la solución”. Debemos recordar que “la única solución radical es: la Paz”. Sus palabras y esfuerzos resuenan en la actualidad y adversidad. Los pueblos de la región merecen la paz, justicia, prosperidad y democracia. Son tareas ineludibles, una misión individual y política que nace desde el lenguaje en el día a día.
Criticar la guerra es legítimo y necesario, pero es irresponsable hacerlo desde el palco del relato, forzandocomparaciones a través de hechos y personajes históricos, además de la riesgosa banalización del Holocausto y del mal. La Historia, no es un tribunal, es aprendizaje y reflexión. El conflicto en Medio Oriente no es analizable desde reduccionismos periodísticos ni posturas maniqueas. Hay daños colaterales evidentes, efectos no deseados y un “costo humanitario”. La extensión de la guerra favorece los extremismos, dentro y fuera de la región, y la hipocresía del progresismo. El “conflicto prolongado y doloroso” no es comparable con “la solución final” bajo ninguna excusa ni audacia. “Apoyar a Israel no es callar, es tener el coraje de exigir un camino distinto”, según:Politzer y Zaliasnik. La bandera del antisemitismo en el conflicto avanza visible y riesgosamente por el mundo.Utilizar el Holocausto y enrostrárselo al mundo judío, es mediático, un golpe bajo y un sinsentido. Sostener que el objetivo de Netanyahu “es matarlos de hambre”, además de “atacar por rutina, de masacrar por deporte”, suena bien como denuncia, pero es “una inversión de la realidad” y un desconocimiento profundo de los contextos y tiempos históricos.
Los problemas actuales en Gaza, están muy lejos de ser la aplicación de “la solución final” del nazismo. Hoy, “Israel, el sionismo y los judíos”, “son comparados con sus verdugos”, en palabras de la especialista, Sultana Wahnon. Para Matamala, existe un genocidio difícil de ocultar en la “era de las redes sociales y del mundo hiperconectado”. Olvidando que el mundo globalizadoconvive con la desinformación y cientos de prejuicios. “Nazificar a los judíos” sin comprender el alcance de sus palabras en los medios de comunicación y en las redes sociales, es llamativo. En sus líneas hay desdén y diletantismo, además de una relativización y desconocimiento de la historia milenaria del pueblo de Israel. Hay voces en el mundo judío abiertamente críticos del manejo de la guerra por parte de Netanyahu. El primer ministro israelí debe evitar “un triunfo pírrico”, porque la guerra también es mediática y tiene consecuencias realessobre los civiles e inocentes.
En la franja, aún quedan secuestrados, vivos y muertos, con vestigios de sadismo y alevosía al “cavar tu propia tumba”. Hamás no es un grupo de resistencia ni de liberación. El radicalismo mantiene una fascinación declarada por los “medios y fines utilizados por el nazismo”. El exterminio declarado como “solución final”, estuvo y está presente en los enemigos del pueblo y Estado de Israel. “No debemos permitir que quienes albergan sentimientos antisemitas utilicen y manipulen la palabra genocidio”. Ningún campo de concentración del siglo XX, nazi y comunista, es comparable con Gaza. Todas las críticas y denuncias sobre el conflicto son bienvenidas, pero sin alterar el pasado mediante anacronismos. Grossman, invita a “analizar con lucidez la catástrofe y cómo esta alimenta la propaganda asesina del antisemitismo global”. La “solución radical es la paz” y debemos impulsarla con las luces y sombras del pasado.
Rodrigo Ojeda – Profesor de Historia
Karla Gaona – periodista ecuatoriana en Israel