Ricardo Eliecer Neftalí Reyes Basoalto, conocido mundialmente como Pablo Neruda, nace el 12 de julio de 1904, en la ciudad de Parral, para convertirse en uno de los poetas hispanoamericanos más importantes del siglo XX.
Quien de nosotros no habrá recitado en algún momento de la vida, al lado de alguien que se ama el «puedo escribir los versos más tristes esta noche…» con que comienza el Poema XX de su magnífico y exquisito libro «Veinte poemas de amor y una canción desesperada». brío
La figura de Pablo Neruda ha dado lugar a muchas controversias. Su decir y hacer presenta ciertas contradicciones que podrían resultarnos un tanto reprobables. No obstante, nadie puede negar que supo hacerse un lugar definitivo en la literatura latinoamericana gracias a sus poemas.
La poesía de Neruda se revela en sus versos, donde la crítica literaria enfrenta sus límites al intentar capturar la vitalidad, cadencia y originalidad de su Ars poética. Neruda se lee y se siente. No hay otra manera de acceder al espacio infinito de su obra. Nada más acertado que el titular de un medio de Buenos Aires cuando, al recordar la fecha, escribía que «amó intensamente, hizo política, abandonó a su hija y escribió grandísimos versos. Es uno de los mayores autores de la poesía universal. Fue comunista, cónsul de Chile, marido infiel y Premio Nobel de Literatura. Un personaje apasionante.
¿Debemos juzgar o cancelar la obra de un poeta o de cualquier artista por sus controversias amorosas, injusticias, excesos, incluso sus abusos y crímenes? La historia de la literatura y el arte está protagonizada por personas que no siempre cumplen con los estándares de la moral, las leyes y la buena convivencia. Y el arte, por cierto, está lejos de ser políticamente correcto.
Imperfectos, criticables, a veces horrorosos, pero también grandiosos, maravillosos e iluminados suelen ser nuestros poetas. Continúan planteando preguntas y ofreciendo nuevas perspectivas a través de sus producciones textuales, entrelazadas con el relato de sus azarosas vidas.
Y aquí queda este humilde recordatorio del nacimiento de uno de los mejores escritores que dio América Latina. Que transitó desde sus complicados orígenes hasta su muerte en los inicios de la dictadura sangrienta de Augusto Pinochet, pasando por su etapa revolucionaria combatiendo decididamente al lado de la República en la Guerra Civil española y por su extraña identidad con la cruenta e indignante dictadura de Stalin que resultó a la postre una de las mayores contradicciones existenciales en la vida de un ya controvertido pero brillante poeta chileno.
Quedará para un segundo tiempo preguntarse y responderse el por qué de esa extraña militancia de una lacerante y cruel dictadura que puja con los dulces versos emergentes de su pluma. Cerramos recordando este nuevo aniversario de su nacimiento con los versos de inicio de su «Carta en el camino» proveniente de su extraño libro «Los versos del capitán». Un simbolismo que intenta unir la grandeza de su poesía con las incoherencias de su hombría o la rareza de su supuesta cohesión ideológica.
Pablo Neruda, en ese texto: «Adiós, pero conmigo serás / irás adentro / de una gota de sangre que circule en mis venas / o fuera, beso que me abraza el rostro / o cinturón de fuego en mi cintura…»
