El Supremo Tribunal Federal de Brasil ordenó el arresto domiciliario de Jair Bolsonaro por violar medidas cautelares en una causa por conspiración golpista. La investigación avanza mientras Donald Trump lo respalda desde EE.UU. y se tensan las relaciones diplomáticas.
Este lunes, el Supremo Tribunal Federal (STF) de Brasil ordenó el arresto domiciliario del expresidente Jair Bolsonaro. El exmandatario es investigado por su presunta participación en un intento de desconocer las elecciones presidenciales de 2022, donde fue derrotado por Luiz Inácio Lula da Silva.
La medida fue dispuesta por el juez Alexandre de Moraes, quien argumentó que Bolsonaro incumplió las restricciones judiciales que se le habían impuesto. Se le había prohibido utilizar redes sociales y ejercer influencia, directa o indirecta, sobre la opinión pública.
Violaciones a las medidas impuestas
Según el fallo del STF, Bolsonaro utilizó las redes sociales de aliados y familiares, incluidos sus hijos, para difundir mensajes contra el Tribunal Supremo y reclamar una supuesta intervención extranjera en la Justicia brasileña.
Uno de los episodios clave ocurrió durante una manifestación en Río de Janeiro. Allí, simpatizantes lo pusieron en altavoz para que hablara ante la multitud. Poco después, circuló un video con un mensaje suyo, que fue eliminado poco después.
Como respuesta, el juez Moraes endureció las condiciones del proceso: además del arresto domiciliario, se le prohibió recibir visitas sin autorización, usar teléfonos celulares (propios o ajenos) y permitir que quienes lo visiten lleven dispositivos electrónicos.
Medidas previas ya habían sido dictadas
Antes del arresto, Bolsonaro ya estaba siendo controlado con una tobillera electrónica. También debía permanecer en su domicilio por las noches y tenía prohibido comunicarse con su hijo Eduardo Bolsonaro, quien vive en Estados Unidos.
La Procuraduría General de la República (PGR) lo acusa de intentar influir en el caso desde el exterior. Según el organismo, Eduardo emitió mensajes intimidatorios en redes sociales y presionó públicamente al gobierno norteamericano para que sancione a funcionarios judiciales brasileños.
Donald Trump y la presión internacional
La causa judicial traspasó las fronteras brasileñas. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, denunció que el juicio contra Bolsonaro es una “cacería de brujas”, expresión que también utiliza para referirse a sus propias causas judiciales.
El jueves pasado, Trump anunció aranceles del 50% a algunos productos brasileños, pese a que Estados Unidos mantiene un superávit comercial con Brasil.
Por su parte, la administración norteamericana sancionó al juez Alexandre de Moraes mediante la Ley Global Magnitsky, que permite castigar a funcionarios extranjeros por violaciones a los derechos humanos o corrupción.
Un expresidente más en el banquillo
Con esta medida, Bolsonaro se convierte en el cuarto expresidente brasileño arrestado desde el regreso de la democracia en 1985. De los ocho mandatarios que tuvo el país desde el fin de la dictadura militar, la mitad fue detenida por distintas causas judiciales.
La detención refuerza la creciente tensión institucional en Brasil. El país atraviesa una polarización política intensa, con movilizaciones a favor y en contra del expresidente.
A medida que avanzan las causas judiciales, también se profundizan los vínculos entre sectores de derecha en América Latina y figuras del trumpismo en Estados Unidos, lo que podría tener consecuencias diplomáticas y políticas a nivel regional.
